Tenia el corazón oxidado de penuria y sediento de libertad.

Carmen tenia nombre de ópera, ojos de buho y sonrisa de niña pequeña.Su cabello oscuro y rizado enmarcaba su rostro, ya que, a sus dieciocho años le llegaba por encima del trasero debido a que jamás se lo habia cortado.Su vida estaba llena de pasos en falso, de mantas debajo de puentes, de servidumbre, de polvo, de exclavitud.Su acento calé y su porte gitano agitaban tantos suspiros masculinos como malas miradas femeninas cuando le servia a los señoritos.Esos señoritos con los que compartia algo más que el hogar, algo más que lo vivido.El polvo le llenaba los bajos de ese vestido remendado, mientras descalza se helaba los pies a la orilla del rio.Hija de rico, orgullosa de ser pobre, de su lucha, de su corazón oxidado de penurias y sediento de libertad..Orgullosa de en lo que se estaba convirtiendo.Porque la vida siempre es una constante carrera y ella estaba corriendo por el camino más pedregoso, pero poco importaba.Seguramente llegaria a la meta mucho antes que aquellos que corrian por el camino de adoquines.Carmen era diferente, siempre se lo habian recordado.La habian maltratado, exclavizado por ello.Pero lo que ellos no sabian es que cada golpe la hacia más fuerte y cada mandato, mas libre.Porque ella era quien escribia su destino y lo estaba haciendo a sangre.Y la sangre no hay manera de quitarla de en medio.¡Ni frotando oye!.La historia de Carmen no es sencilla, ni es bonita.No es de amor, aqui no hay principes azules que acuden en blancos corceles a salvarla.Es una historia de lucha, de superación, de libertad, de la defensa del derecho a ser diferente.La historia de Carmen es de esas historias que merecen ser contadas.